Los sentidos
Miércoles,
Manuel, el
sargento de armas de la jornada, fue el encargado y privilegiado de estrenar
nuestro nuevo hogar a las 19:45.
Haciendo alusión al nuevo espacio, Sandra, nuestra Presidenta, empezó con el lema: “nueva sala, nuevo hogar”.
Con mucha ilusión y con una gran
sonrisa, empezó contando cómo tradiciones como la judía o la india dan la
bienvenida a sus nuevos hogares. Pero al no tener a mano ni pan, ni sal, ni
vacas con bonitos collares de flores como elementos indispensables para dichas
tradiciones, practicamos el Feng Shui de Montserrat.
Pan no, pero lo que sí teníamos era… Chocolate. Una explosión de alegría en todos los sentidos rellena de naranja ¡Buen detalle del anfitrión del día!
Con este gesto, Paul, se encargó de introducir el tema del día: los sentidos. A continuación, presentó la agenda, fue introduciendo a los miembros y les invitó a describir su rol.
Beatriz se encargaría de controlar que todos los ponentes respetaran el tiempo concedido; Enrique, como gramático, introduciría la palabra del día: “escuchimizado” y Manuel, sería el contador de muletillas.
Sin embargo, antes de dar paso al
primer orador de la tarde, Ramón se encargó de romper el hielo contando un
chiste —más adelante lo acabaría de romper del todo con su discurso.
Carlos, o poeta del club según Paul, inició la fase de
discursos preparados con: “El precio de la corrupción”.
Sin tapujos, Carlos habló de la realidad de España y también de la del resto del mundo en cuanto a corrupción se refiere.
Como era de esperar, había mucha
disparidad dependiendo de la situación geográfica, política o cultural del
país. Sin embargo, casi todos los países nórdicos del continente europeo tenían
una cosa en común: la corrupción era prácticamente inexistente.
¿Cómo lo conseguían? Pues bien, Carlos nos contó que uno de los países líderes en ese sentido, Dinamarca, se regía por las siguientes normas:
¿Cómo lo conseguían? Pues bien, Carlos nos contó que uno de los países líderes en ese sentido, Dinamarca, se regía por las siguientes normas:
Primero, se tenía que tener la
voluntad; segundo, acceso a los presupuestos; tercero, tolerancia cero ante la
corrupción y cuarto, un poder judicial totalmente desvinculado del Gobierno.
Los políticos de nuestro país
parece ser que tuvieron otras prioridades y se dedicaron a defraudar nada menos
que 7.500 M€ de dinero público.
Con una elegante transición,
Paul, presentó a la siguiente oradora de la tarde: Laia.
Con una sonrisa por delante, Laia
defendió el manual de discursos persuasivos con una venta a puerta fría que
tituló: “Ding dong”.
Empezó con la energía e ímpetu
que la caracterizan en forma de preguntas al público. Introdujo el modelo
MICASO, por sus siglas: Moda, Interés, Comodidad, Afecto, Seguridad, Orgullo y
siguió con los tres pasos que debemos seguir en toda venta si queremos triunfar.
- Conexión: identificar la necesidad del cliente.
- Solución: ofrecerle tu servicio o producto.
- Argumentación: por qué tu servicio o producto es tan fantástico.
Marc invita a Laia —toda una referencia de la marca personal— a su casa
para que lo ayude a lograr sus objetivos profesionales.
Él le cuenta su situación laboral
actual y comenta que quiere crecer en responsabilidades. A tal fin y efecto,
Laia le pregunta qué quiere que tenga en cuenta para potenciar su perfil y
conseguir sus objetivos. Él le dice que
la experiencia técnica y la parte de la oratoria sin olvidar la perseverancia,
que es otra cualidad que define a Marc. Sin embargo, lo que le gustaría más a
nuestro cliente potencial sería que su imagen se diera a conocer a otros
sitios.
Mientras tanto, Laia, sigue con
sus preguntas y poco a poco va llevándole a su terreno… Le plantea hacer un
blog y finalmente acaba aceptando.
El role play tuvo muchos momentos divertidos y otros polémicos, así
que la tercera parte, el debate, dio mucho de sí y la gente participó.
Fue un debate con diferentes puntos de vista y con ideas
interesantes. En definitiva, fue un debate muy toastmasteriano.
Manolo, el tercer orador de la noche y antiguo toastmaster
de Madrid, se estrenó con nosotros con un seguido de entretenidas anécdotas e
hizo una crítica constructiva acerca de la experiencia de cliente.
La primera anécdota tuvo lugar en el dentista, donde relató un seguido de detalles que, desde su punto de vista, no hacían otra cosa que ofrecer un mal servicio al cliente —o paciente en este caso.
Esa falta de tacto, esa falta de
personalización, fue la que en la próxima anécdota se encargó de poner la
película de Bob Esponja a las 06:30
de la mañana en un AVE Madrid-Barcelona lleno de ejecutivos en lugar de poner algo
más apropiado para estos pasajeros.
“Pensar en el cliente como el
centro del universo”, ese fue el lema de Manolo durante su discurso. Fue muy
entretenido y tuvo muchos momentos graciosos.
Aunque para humorista, el que se llevó la palma de la noche
fue Ramón con su “Sexo, drogas y alcohol”, del manual de discursos
entretenidos.
Ramón nos deleitó con tres
historias —a cuál más interesante— con ese estilo tan personal e inimitable con
el que se le conoce.
Sin duda alguna, Ramón consiguió
entretenernos. Yo, por ejemplo, no pude escribir ni una sola
letra durante su discurso de lo embobado que me quedé.
Al Ramone, tal como se definió a si mismo en sus tiempos mozos, fue traficante de alcohol y de cigarros Celtas caducados. Ambas hazañas resultaron ser una experiencia enriquecedora en todos los sentidos.
Al Ramone, tal como se definió a si mismo en sus tiempos mozos, fue traficante de alcohol y de cigarros Celtas caducados. Ambas hazañas resultaron ser una experiencia enriquecedora en todos los sentidos.
Por si esto fuera poco, acabó de hacer el agosto vendiendo puntos de venta con tarjeta en casas de señoritas. Y con esta nada escuchimizada historia, Ramón culminó, nunca mejor dicho, su gran discurso.
Montserrat fue la primera
evaluadora de la noche.
Empezó valorando muy
positivamente las transiciones que utilizó Carlos en su discurso y lo tranquilo
que estaba en el escenario. Sin embargo, le recomendó que para la siguiente
ocasión hablara más despacio y subiera el volumen para que los de la última
fila pudieran oír como los de la primera.
El segundo evaluador de la noche fue Ambrós.
Ambrós evaluó a Laia y le comentó
que el role play fue un muy buen
punto, al igual que las distintas partes de su discurso. También le gustó la
presencia, fuerza y carisma con los que defendió el tema. Como punto mejorable,
le recordó que hubo disparidad de opiniones en el público en cuánto al hilo de
la conversación durante la venta ya que, según varias personas, Laia tendría
que haber dejado que el cliente hablara más.
Llegó el turno de Gerard y de su
evaluación a Manolo.
Gerard destacó el humor como gran
punto positivo del discurso. No obstante, para la próxima ocasión, le pidió más
altibajos emocionales y partes más bien relacionadas.
Sandra evaluó a Ramón. Sin
demasiados rodeos, le dijo lo bien que lo había hecho y lo genial que lo
habíamos pasado con su humor inteligente y con su interacción con el público,
pero le recordó una vez más que el lenguaje corporal y la expresión facial son
puntos muy importantes que se deben tener en cuenta si se quiere pronunciar un
discurso excelente en todos los sentidos.
Inmediatamente después, Maria
Luisa, la maestra de los discursos improvisados de la jornada, recreó una
situación en la cual tres celebridades se encontraban en un barco pero solo una
podía sobrevivir. La improvisación consistía en dar argumentos a favor para
convencer al público de qué tú debías ser el superviviente y no tus compañeros
de viaje.
A Isabel le tocó ser Stephen Hawking; a Sean, Marge Simpson; y a mi mismo, a Pamela Anderson. Fueron unos minutos cuanto menos surrealistas, pero una vez más dimos la talla.
Como evaluador general de la
noche, Hugo invitó a cada miembro del equipo técnico a dar sendos informes.
Beatriz confirmó que todo el
mundo había estado al límite menos los table topics, que habían utilizado poco
tiempo.
Enrique dio un toque de atención
a los oradores por los anglicismos y piropeó a todos aquellos que habían
utilizado formas y giros idiomáticos bonitos. Además, Enrique, nombró a todos aquellos
que habían utilizado la palabra del día —que fueron muchos.
Hugo prosiguió con la evaluación
incluyendo diferentes observaciones:
- Recordó que no se debe usar el timbre durante los tres primeros discursos del orador.
- Pidió que los participantes siempre confirmaran su asistencia.
- Pidió más sillas para la próxima reunión.
Tras breve resumen de despedida,
Sandra, nuestra excelsa presidenta remarcó la puntualidad y pidió que saliéramos
con orden como cada vez pero a partir de ahora además en silencio, ya que ahora
compartimos espacio con otros grupos de trabajo.
Manolo (izda.), Laia, Ramón
estrenando distintivos por sus magníficos discursos.
A continuación, y como cada
miércoles, Sandra pidió el feedback de los nuevos invitados y dio paso a
Manuel, que se encargó de poner punto y final a la sesión.
¡Hasta la próxima sesión,
Toastmasters!
Blogger: Joel Fornés
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