27 de febrero.
El golpe seco del mallete dio inicio a la sesión a las
7:47 de la tarde. Fue un sonido seco, pero suave, al cual siguió el contagiante
entusiasmo de Álvaro Fernández, nuestro Sargento de Armas, quien dio las pautas
y dio inicio la velada del 27 de febrero en el Barcelona Toastmasters Club.
A continuación, la palabra — ese bien tan preciado en la
sesión de los miércoles — la tuvo Isabel, la presidenta del club, que con
su potente carisma encendió aún más los ánimos de una noche que de por sí ya
prometía: tres discursos en español, en
distintos niveles y con personas que en el escenario ya habían demostrado, con
creces, su capacidad oratoria.
Jaume Albiol, el
Toastmaster de la noche, se presentó a sí mismo con una sátira y planteó la
temática de la noche: los vinos. A la pregunta ¿Cuál es tu vino favorito? cada
uno de los miembros del equipo técnico, conformado por Sonia, como ah -
counter, Sebastián como Grammarian,
Adaliz, autodenominada “La diosa del tiempo” — Timekeeper — , y Ricardo, como Blogger, dieron
una apreciación muy personal. El escriba, incluso, desafió la interrogante:
— Yo prefiero un buen pisco — dijo.
Los
discursos
La sesión de discursos se inició con la felicidad: tema
principal de la presentación de Nina Peralta. Bajo el título “Sí a la vida, sí
a lo que es”, nos condujo a lo largo de un mensaje muy bien elaborado — sobre
lo bueno y mejor que es el arte de vivir — que cumplió a cabalidad con el
requisito para la presentación: hablar sobre un tema motivacional con un tópico
escogido por la participante. Un mejor manejo del espacio y frases más
elocuentes, hubieran dado mayor profundidad a lo que de por sí fue una
alocución notable.
Emilie Jackleton también cumplió en su paso en el
escenario: bajo el título “¡Qué gran lección!”, nos hizo una presentación
bastante íntima, arropada bajo el manto de una experiencia personal, en la que además de entretener a la
audiencia, produjo un impacto máximo por el llamado que hizo a los presentes
cuando cerró con una frase de por sí potente: hay que evitar los machismos en
todos los entornos, incluso en los mensajes móviles, porque estos pequeños
actos pueden salvar una vida. Un buen conocimiento del mensaje, un mejor uso
del escenario y los gestos hicieron de este un discurso imperdible.
La tercera y última entrega estuvo a cargo de Sandra
Almeida, que bajo el título “Un final de cine”, nos dio cátedra con un discurso
sobre cómo elaborar un buen discurso. La experiencia de Sandra sobre el podio
hizo que su presentación fuera una clase de primer nivel para todos aquellos
que vamos en el camino de la oratoria y la superación, y gustó mucho no solo
por la temática, el talante alegre e disruptivo, con momentos y frases que
realmente calaron en la mente del oyente, sino y también por el manejo del
escenario, por el uso de un lenguaje corporal que se ajustaba milimétricamente
a cada palabra y por el final, que nos invitó a todos a dar un golpe de gracia
con finales ocurrentes en los discursos.
El mallete dio nuevamente ese golpe seco, dulce, a las
9:15 de la noche, dejando a todos los presentes con el ánimo satisfecho,
prestos para continuar la velada en el bar a espaldas del lugar y con una
pequeña ansia porque llegue ya, pronto, un miércoles más.
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